lunes, 12 de diciembre de 2011

Carta al Presidente Unión Nacional de Pastores Bautistas

Reproducimos a continuación el texto completo de la carta enviada por Daniela Aceituno al presidente de UNAPAB, pastor Carlos Chea Ramírez.


Santiago, 05 de diciembre 2011

"Hoy ya no es garantía decirse cristianos/as para dar cuenta de la misericordia de Dios".


PR. Carlos Chea Ramírez
Presidente Unión Nacional de Pastores Bautistas, UNAPAB- Chile.

El motivo de esta carta es para manifestar mi descontento respecto de la declaración pública  de la Unión Nacional de Pastores Bautistas, disponible en la página web de la institución que usted representa en tanto presidente (www.unapab.cl)

Referentes a los puntos 1 y 2 del comunicado:

Punto 1, me gustaría saber cuáles son las argumentaciones teológicas que se levantan desde URPAB para no apoyar el “Proyecto de Acuerdo de Vida en Pareja” recientemente impulsado por el Gobierno de Chile. Disentir me parece no haber leído de forma correcta una propuesta que dice relación con reconocer a las parejas que viven juntas y entregarles una protección social, tal como las tienen las parejas que se casan ante la ley civil y la iglesia sea cual sea la denominación de su fe.


No me parece extraño que el gobierno que representa a un Estado laico quiera realizar ese reconocimiento. Esto, porque no todas las parejas que viven juntas (sean de la misma identidad de género o no), creen en el Dios “occidental” a quien nosotros/as seguimos. En este sentido, me parece una medida necesaria, y que si bien le falta mucho todavía en términos de su adecuación a estándares mínimos de derechos humanos a nivel internacional, al menos recoge una realidad vigente de la cual el Estado debe hacerse cargo. No tiene una opción.

Cuando en la declaración se plantea la idea de preservar la “familia nuclear básica y funcional, representada por un hombre, una mujer y los hijos nacidos de esta relación”, creo que se apela a un modelo de familia que hoy está fuertemente en crisis y que ya no responde necesariamente a la realidad que muchos/as han optado, por lo que una alternativa diferente de vida no debe ser objeto de descalificación. Si pensamos incluso en otros tipos de familias, encontramos a mujeres y hombres que no pudiendo tener hijos/as, deciden adoptar o someterse a tratamientos médicos alternativos como la fecundación in vitro. Espero que eso no sea considerado “inmoral” para ustedes.

Con respecto al punto 3 de la declaración, me da la sensación como si se les olvidase que los/as cristianos/as, especialmente los/as evangélicos/as, hemos sido históricamente discriminados/as. Lo fueron los/as profetas, los/as mártires, los/as discípulos, el mismo Jesús con sus palabras desafiantes para el Imperio Romano y para tantos fariseos en su tiempo. Se les olvida parece que nosotros/as sí contamos con una ley de culto que nos permite desarrollar nuestra fe sin ser objeto de descrédito.

Me duele que ustedes que tienen el don pastoral, la impronta del Maestro, tengan actitudes, palabras, expresiones e incluso silencios que fan cuenta de formas discriminadoras de referirse al/a Otro/a.

Creo que se equivocan cuando plantean como argumento de rechazo “absoluto y terminante” de una ley antidiscriminación, el apoyarse en que “la Constitución del Estado de Chile, es suficiente garante de la libertad de conciencia y de existencia  para que toda persona nacida en nuestro territorio se sienta protegida”. Hay un sistema de derecho internacional adoptado por Naciones Unidas, mediante diversos tipos de convenciones, protocolos facultativos, comités especializados y relatores especiales. En la arena internacional justamente el consenso es que los países, especialmente los de América Latina y El Caribe, deben tender progresivamente, a adoptar medidas locales que se adecuen a los estándares mínimos de los derechos humanos. Chile, justamente ha ido progresivamente al revés en muchas materias.

Finalmente es cierto cuando plantean que “Los derechos necesitan ser garantizados por ley”, pero en que “las acciones de personas o grupos de personas no necesiten leyes especiales”, da cuenta de su falta de conocimiento, porque claramente hay legislaciones particulares y locales para sectores que han sido discriminados, de los cuales los Estados tienen el DEBER de proteger, resguardar y formular políticas acordes para estos grupos mediantes medidas de acciones afirmativas, es decir, a favor de estos colectivos y personas como una forma de compensar la brecha y la falta de respuesta histórica. Esto último que inscriben es preocupante, sobre todo si recordamos la esencia del evangelio, es decir, si respondemos a la pregunta ¿a quién vino Jesús?  

Y ciertamente vino a todos/as, no vino a un modelo de ser persona o a un modelo de estar en familia. No vino a los/as que se apegan a la moral sin fundamento. Vino a los/as pobres en espíritu, es decir a los/as que sienten que lo fundamental en la vida es tomar consciencia de la dependencia del ser humano a Dios, en el fondo, vino los/as necesitados/as, vino los/as carentes, y quienes le buscan de todo corazón para finalmente encontrarlo.

Con esta carta no he querido dar una clase, ni ser soberbia, pero déjenme decirles que siento rabia y siento pena porque para mí la denominación bautista me identifica con los principios del evangelio, y ver que ustedes que tienen preparación teológica, que han aprendido destrezas de acompañamiento espiritual para la vida de las iglesias, emiten estas opiniones descalificadoras, realmente me duele. Me duele sobretodo que no tengan fundamentos bíblicos o que si los tienen no los expliciten y que solamente emitan un juicio de valor, reaccionando a la contingencia y sin voz propia.

Ustedes puedan pensar de manera diferente e incluso tener opiniones encontradas, dudar, incluso no saber qué decir, ya que es totalmente humano. Sin embargo, la verdad en Cristo no nos puede hacer discriminar al/a otro/a en su opción. Si creemos en la familia como Dios la pensó, eso no nos da derecho de ponernos en la vereda del frente y hablar del/a otro al punto de descalificarlo/a. Si estamos “en el mundo” tenemos que reconocer y aceptar que no todos/as actuarán de acuerdo a nuestros “cánones morales”. Y tendremos que aprender a amar, a ser misericordiosos/as, a callar nuestra boca y dar la mano, y construir espacios – pero auténticos - de acogida para todos/as y de conexión con Dios. Lo que pase entre la otra realidad/persona y Dios, es un tema entre ellos. La libre consciencia de las personas y su autonomía es un refuerzo de nuestra identidad bautista, muy importante y que aparece justamente en el reglamento (www.ubach.cl)  

Espero que puedan también alzar su voz mucho más proactivamente frente a otras situaciones que podrían catalogarse de “inmorales”, como por ejemplo, el que ustedes estén conformados en sus cargos de poder mayoritariamente por hombres, el que mujeres bautistas estudien 5 años en el Seminario teológico sin poder ser “ordenadas” y ejercer sus dones pastorales con el reconocimiento que ello merece en medios de las comunidades de fe bautistas; espero alcen la voz frente a las injusticias que ocurren en las iglesias cuando hermanos/as traicionan a otros/as, cuando ocurren engaños, o por ejemplo cuando los procedimientos de restauración para hermanos/as que lo necesitan no cuentan con un programa efectivo de reparación y no son más una dilatación enorme en la regla moral humana que impera por sobre el amor de Jesucristo.

¿Hoy ya no es garantía decirse cristianos/as para dar cuenta de la misericordia de Dios?

Saludos,
Daniela Aceituno, miembra de una comunidad de fe bautista. 


Puedes descargar la carta en formato pdf aquí...
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